¿QUÉ NO PARECE FUNCIONAR?
OriginalEnero de 2015
Mi padre es matemático. Durante la mayor parte de mi infancia trabajó para Westinghouse, modelando reactores nucleares.
Fue una de esas personas afortunadas que saben desde muy temprano lo que quieren hacer. Cuando se habla de su infancia, hay un punto de inflexión claro: a los 12 años, aproximadamente, cuando "se interesó por las matemáticas".
Creció en Pwllheli , un pequeño pueblo costero de Gales. Mientras volvíamos a seguir su camino a la escuela en Google Street View, dijo que había sido agradable crecer en el campo.
"¿No te aburriste cuando llegaste a los 15 años?", pregunté.
"No", dijo, "en ese entonces ya me interesaban las matemáticas".
En otra conversación me dijo que lo que realmente le gustaba era resolver problemas. Para mí los ejercicios que aparecen al final de cada capítulo de un libro de texto de matemáticas representan trabajo, o en el mejor de los casos una manera de reforzar lo aprendido en ese capítulo. Para él los problemas eran la recompensa. El texto de cada capítulo era sólo un consejo sobre cómo resolverlos. Me dijo que en cuanto tuviera un nuevo libro de texto resolvería inmediatamente todos los problemas, para un ligero enfado de su profesor, ya que se suponía que la clase debía trabajar con el libro gradualmente.
Pocas personas saben tan pronto o con tanta certeza en qué quieren trabajar. Pero hablar con mi padre me recordó una heurística que el resto de nosotros podemos usar. Si algo que a otras personas les parece trabajo no te parece trabajo a ti, es algo para lo que estás bien preparado. Por ejemplo, a muchos programadores que conozco, incluido yo, les gusta de hecho la depuración. No es algo que la gente tienda a hacer voluntariamente; a uno le gusta de la misma manera que a uno le gusta reventar granos. Pero puede que te tenga que gustar la depuración para que te guste la programación, considerando hasta qué punto la programación consiste en ello.
Cuanto más extraños parezcan tus gustos a los demás, más pruebas habrá de que debes hacer lo que te propongas. Cuando estaba en la universidad, solía escribir trabajos para mis amigos. Era muy interesante escribir un trabajo para una asignatura a la que no asistía. Además, siempre se sentían muy aliviados.
Me pareció curioso que una misma tarea pudiera resultar dolorosa para una persona y placentera para otra, pero en aquel momento no me di cuenta de lo que implicaba ese desequilibrio, porque no lo estaba buscando. No me di cuenta de lo difícil que puede ser decidir en qué deberías trabajar y de que a veces tienes que averiguarlo a partir de pistas sutiles, como un detective que resuelve un caso en una novela de misterio. Así que apuesto a que a mucha gente le ayudaría preguntarse esto explícitamente. ¿Qué es lo que a otras personas les parece trabajo y a ti no?
Gracias a Sam Altman, Trevor Blackwell, Jessica Livingston, Robert Morris y mi padre por leer borradores de este libro.