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CÓMO LO SABES

Original

Diciembre de 2014

He leído la crónica de Villehardouin sobre la Cuarta Cruzada al menos dos veces, quizá tres. Y, sin embargo, si tuviera que escribir todo lo que recuerdo de ella, dudo que fuera mucho más que una página. Multiplique esto por varios cientos y me invade una sensación de inquietud cuando miro mis estanterías. ¿De qué sirve leer todos estos libros si recuerdo tan poco de ellos?

Hace unos meses, mientras leía la excelente biografía de Hilbert escrita por Constance Reid, descubrí, si bien no la respuesta a esta pregunta, al menos algo que me hizo sentir mejor al respecto. Ella escribe:

Hilbert no soportaba las clases de matemáticas que llenaban de datos a los estudiantes pero no les enseñaban cómo plantear un problema y resolverlo. A menudo les decía que "una formulación perfecta de un problema ya es la mitad de su solución".

Esto siempre me ha parecido un punto importante y me convencí aún más de ello después de oírlo confirmado por Hilbert.

Pero ¿cómo había llegado a creer en esta idea en primer lugar? Una combinación de mi propia experiencia y otras cosas que había leído. ¡Ninguna de las cuales podía recordar en ese momento! Y con el tiempo olvidaría que Hilbert también la había confirmado. Pero mi creciente creencia en la importancia de esta idea seguiría siendo algo que había aprendido de este libro, incluso después de haber olvidado que la había aprendido.

La lectura y la experiencia entrenan tu modelo del mundo. Y aunque olvides la experiencia o lo que leíste, su efecto en tu modelo del mundo persiste. Tu mente es como un programa compilado del que has perdido la fuente. Funciona, pero no sabes por qué.

Lo que aprendí de la crónica de Villehardouin no lo recuerdo, sino mis modelos mentales de las cruzadas, Venecia, la cultura medieval, la guerra de asedio, etcétera. Lo cual no significa que no pudiera haber leído con más atención, pero al menos el fruto de la lectura no es tan miserablemente pequeño como podría parecer.

Esta es una de esas cosas que parecen obvias en retrospectiva, pero fue una sorpresa para mí y presumiblemente lo sería para cualquier otra persona que se sintiera incómoda por haber olvidado (aparentemente) tanto de lo que había leído.

Sin embargo, darse cuenta de ello no solo hace que te sientas un poco mejor por haberlo olvidado, sino que también tiene implicaciones específicas.

Por ejemplo, la lectura y la experiencia suelen "compilarse" en el momento en que ocurren, utilizando el estado de nuestro cerebro en ese momento. El mismo libro se compilará de forma diferente en diferentes momentos de nuestra vida. Lo que significa que vale mucho la pena leer libros importantes varias veces. Siempre me daban ciertas dudas sobre releer libros. Inconscientemente, asociaba la lectura con trabajos como la carpintería, donde tener que hacer algo de nuevo es una señal de que lo hicimos mal la primera vez. Mientras que ahora la frase "ya leído" parece casi mal formulada.

Curiosamente, esta implicación no se limita a los libros. La tecnología hará cada vez más posible revivir nuestras experiencias. Cuando la gente lo hace hoy en día, normalmente es para volver a disfrutarlas (por ejemplo, cuando miran fotografías de un viaje) o para encontrar el origen de algún error en su código compilado (por ejemplo, cuando Stephen Fry logró recordar el trauma infantil que le impidió cantar). Pero a medida que las tecnologías para grabar y reproducir nuestra vida mejoren, puede que se vuelva común que la gente reviva experiencias sin ningún objetivo en mente, simplemente para aprender de ellas de nuevo, como se haría al releer un libro.

Con el tiempo, podremos no solo reproducir experiencias, sino también indexarlas e incluso editarlas. Por lo tanto, aunque no saber cómo se saben las cosas puede parecer parte del ser humano, puede que no lo sea.

Gracias a Sam Altman, Jessica Livingston y Robert Morris por leer borradores de este libro.